Muerte de nene en Ensenada: controlan comercios por sospecha de alimentos contaminados
Luego de dar cuenta del fallecimiento de un niño en Ensenada como consecuencia del Síndrome Urémico Hemolítico, este portal de noticias consultó a fuentes municipales para conocer detalles de las distintas versiones que se dieron al respecto.
Sin dudas que la trágica noticia ha generado estupor en la comunidad Ensenadense, como también la manifestación de acompañamiento para sus papás, que deben afrontar este difícil e inexplicable momento.
En este marco varios vecinos se comunicaron manifestando su preocupación y asegurando que desde la comuna ya han realizado muestras de alimentos en dos locales comerciales, siendo uno un reconocido supermercado de “precios bajos”, y una Cadena de heladerías con la letra “G”.
Sin embargo desde la Comuna no han brindado detalles sobre cuáles fueron los locales, aunque desde el área de zoonosis informaron que “cómo con toda enfermedad zoonótica, nos ajustamos a protocolos de intervención, en el caso se realizó la intervención bromatológica correspondiente solicitada por la Secretaría de Salud municipal”.
En relación a las medidas que se tomarán, agregaron que “en función de los resultados se evaluarán los pasos a seguir. Estas enfermedades zoonóticas pueden darse por diversos factores”, explicó la fuente comunal consultada.
¿QUÉ ES EL SÍNDROME URÉMICO HEMOLÍTICO?
Se produce tras la ingesta de carne mal cocida, verduras mal lavadas, leche no pasteurizada, entre otras bebidas y alimentos contaminados con una toxina denominada shiga.
Es producida por la bacteria Escherichia Coli y la secuencia codificante se halla dentro de un virus que está inserto en el genoma de la propia bacteria. En Argentina, se trata de una problemática central para la salud pública porque nuestro país cuenta con el índice más alto a nivel mundial (13 por cada 100 mil niños menores de 5 años) y, además, es la principal causa de falla renal aguda en la infancia y la segunda de trasplante renal en la adolescencia. Como si fuera poco, las secuelas, crónicas o neurológicas, afectan al 30 por ciento de los pacientes.
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